Ciudad del Vaticano, 9 Jun (Notimex).- El Vaticano tiene bajo la lupa a la congregación religiosa de origen argentino Instituto del Verbo Encarnado (IVE), cuyo fundador y líder presentó su renuncia, y a la que analistas comparan con los Legionarios de Cristo.
Fuentes eclesiásticas confirmaron a Notimex que el superior Carlos Buela, quien fundó la orden en 1984, entregó su dimisión ante el Papa Benedicto XVI el 8 de mayo pasado para evitar el nombramiento de un comisario pontificio y una consiguiente intervención papal.
Según trascendió, el instituto religioso fue sujeto a una investigación vaticana en los últimos tres años y como resultado de la misma Buela entregó la renuncia. En Roma se mantiene extremo hermetismo sobre el asunto y no existen confirmaciones oficiales.
En su carta de alejamiento, el superior señaló: 'he empeñado gran parte de mi vida en fundar y llevar adelante el Instituto del Verbo Encarnado. Ahora estoy entrado en años y con algunos problemas de salud, al mismo tiempo el instituto ha crecido mucho'.
Aunque en el texto el sacerdote habla de su débil estado de salud, más adelante agradece la decisión del Papa de 'impedir el envío de un comisario pontificio para el instituto' y pide que, tras su renuncia, sean las autoridades de la orden las que continúen rigiéndola.
'Como expresé a vuestra santidad en mi súplica, estimo retirarme nuevamente del oficio de superior general, como ya lo hice una vez en 1994. Por tanto, por medio de la presente y de buen grado, presento mi renuncia'.
Además la misiva reconoció que, desde sus inicios, la congregación 'ha tenido que atravesar por numerosas dificultades', entre las cuales incluyó 'las persecuciones de los hombres'.
No es la primera vez que el Verbo Encarnado enfrenta crisis eclesiásticas, tras el Capítulo General de 1994 y la mencionada renuncia del fundador, fue elegido como superior el sacerdote José Luis Solari.
En 1995 la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano nombró un visitador, el salesiano español José Antonio Rico, quien durante más de un año visitó diversas casas de la institución en Argentina y en el exterior.
El auditor concluyó que el IVE 'es una obra de Dios', pero su fundador, por problemas de autoridad y de personalidad, no debería ocupar un puesto de gobierno. Así ocurrió hasta el año 2000, aunque Buela no tenía puestos ejercía el poder a través de Solari.
En ese año El Vaticano debió nuevamente mediar en un conflicto que enfrentó a esa comunidad religiosa con Guillermo Garlatti, responsable de la diócesis de San Rafael en la provincia argentina de Mendoza, sede de la Casa General.
En esa ocasión intervino el actual arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado. Resultado: la sede central del Verbo Encarnado debió ser trasladada a Velletri, a las afueras de Roma, donde fue acogida por el obispo, Andrea Erba.
Tras su llegada a Italia la cúpula decidió convocar a un nuevo Capítulo General que eligió una vez más a Carlos Buela como el superior, reinstalándolo en el puesto que había perdido cinco años antes.
En Argentina los miembros del Verbo han sido tachados de 'demasiado conservadores' y sufrido la hostilidad de un episcopado ampliamente liberal, diversos obispos llegaron incluso a vetar sus ordenaciones diaconales y sacerdotales.
Ante el desprecio en su país de origen sus miembros se convirtieron en misioneros, así se expandieron por diversos países como Estados Unidos, Chile, Tajikistán, Rusia, Italia, Brasil, Filipinas, Sudán, Perú, Papúa Nueva Guinea y hasta Medio Oriente.
De hecho el actual y único párroco católico presente en la franja de Gaza, Jorge Hernández, es argentino y pertenece al Verbo Encarnado.
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