LOS ANGELES (AP)- Cuando tenía 20 años de edad, un estudiante universitario trabajaba como ministro de jóvenes en la Arquidiócesis de Los Angeles cuando reveló un secreto a las autoridades eclesiásticas: había sido víctima de abuso por parte de
un sacerdote por años.
Los líderes de la Iglesia le prometieron que el sacerdote nunca volvería a trabajar cerca de algún niño.
Dieciséis años después, el hombre -hoy padre de dos- escribió el nombre del reverendo Jeffrey Newell en una computadora y le sorprendió el resultado: Newell todavía era sacerdote, aunque ahora en la ciudad mexicana de Tijuana.
Su página personal en el sitio MySpace enlista media docena de adolescentes como sus amigos e incluye fotos de Newell con su hábito sacerdotal.
Dicho hallazgo lo hizo presentar el martes una demanda contra la Arquidiócesis de Los Angeles, a la cual acusa de fraude y negligencia por permitir que Newell siga trabajando como sacerdote a pesar de sus presuntos delitos.
Esta demanda es la segunda que se presenta en los últimos meses en California con el fraude, y no el abuso sexual, como base para el litigio. Docenas más se han sumado a ellas en otros estados.
Los abogados de la Iglesia en California rechazan las afirmaciones de la demanda y un juez del condado de Fresno decidirá pronto si hay elementos para llevar a juicio a los acusados.
De ser así, las demandas por fraude podrían ser otra vía legal para las víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes en California.
La presunta víctima de California, a quien se hace referencia como Joseph Doe en la demanda, dijo que fue engañado para no demandar antes porque creía que la Arquidiócesis había expulsado al sacerdocio a Newell.
Newell, hoy de 48 años de edad, es ministro en un vecindario pobre de Tijuana. Los jóvenes parroquianos entrevistados dijeron que tienen en gran estima al "Padre Jeff", quien organiza pijamadas para niños en un rancho propiedad de la iglesia. No hay evidencia de acusaciones de abuso en México.
Cuando se le acercó un reportero de Associated Press, Newell dijo que la Arquidiócesis de Tijuana le pidió no hacer comentarios. Pero dijo que no había hecho nada malo en México.
Alrededor de mil demandas por abuso se presentaron en California, y le han costado a la Iglesia más de 800 millones de dólares en acuerdos en los últimos años.
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