martes, 22 de febrero de 2011

Carta Abierta de los ex trabajadores de El Periódico

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A la opinión pública:

En enero de 2009 nos incorporamos a un proyecto editorial que se ofertó como un semanario "desde la izquierda" que distribuiría 1 millón de ejemplares en forma gratuita. Lo promovían activamente dos políticos de larga trayectoria de izquierda: Laura Itzel Castillo y Alejandro Encinas. Del director, Ramón Alfonso Sallard López, sólo sabíamos que había sido corresponsal de algunos medios nacionales en Sonora y que era compañero sentimental de Castillo.

El Periódico nació el 9 de marzo de ese año y para junio tuvo su primera crisis económica, que Sallard atribuyó a un problema de liquidez –provocado por la terrible situación nacional e internacional. No aclaró que para entonces ya enfrentaba una deuda de 1 millón de dólares con la empresa canadiense Transcontinental, que imprimía el semanario. La deuda provocó un cambio muy temprano en la publicación: para el 7 de julio, comenzó a circular de manera diaria, de lunes a viernes, con un tiraje de 20 mil ejemplares y un costo de 2 pesos.

El 28 de julio, la empresa que mantenía la página web nos retiró el servicio, por falta de pago. Sallard acusó a Víctor Román, dueño de la empresa Ovaid, de "secuestrar" la información y a los trabajadores nos aseguró que había tratado de extorsionarlo para recibir un aumento considerable. La historia se repitió el 10 de agosto, cuando todo el equipo de Diseño decidió separarse del proyecto debido a que teníamos un retraso de más de una semana en el pago del salario.

De ahí en adelante, la historia de El Periódico fue de mal en peor. Pasamos por todas las imprentas y opciones de distribución y en todos los casos quedaron deudas. Los trabajadores nos enterábamos de que había un problema cuando buscábamos el diario en la calle y no lo encontrábamos. Siempre con pagos diferidos y promesas de recuperación y contratos en puerta, mantuvimos un equipo cohesionado por la legitimidad que dábamos a la trayectoria de los personajes involucrados en ese proyecto –columnistas, socios, accionistas iniciales-- y la enorme capacidad de Sallard de embaucar gente.

La lista de agravios profesionales cae en lo absurdo de un país campeón en el desprecio al trabajo de los periodistas. Nunca tuvimos –más que en promesas-- contratos, ni aportaciones al IMSS o al INFONAVIT, a pesar de que los derechos laborales son pilares en la lucha política de la izquierda. En una ocasión, la directora de Publicidad –quien después demandó laboralmente -- tuvo que dejar empeñado su automóvil en la imprenta por la edición de una semana. Y en octubre dejamos de recibir salario.

Las bajas empezaron a darse en cascada, así como las demandas en contra de Sallard – al iniciar diciembre ya tenía cuatro demandas laborales en curso y una civil, de la empresa Concepto y Punto--.

El diario dejó de circular en diciembre. Los trabajadores nos fuimos a la cena de Navidad con un palmo de narices y una promesa más, la última, de un contrato que permitiría la regularización de los pagos entre enero y febrero. La fecha final de "relanzamiento" que nos anunciaron fue el 8 de marzo. Dos días antes supimos que eso no ocurriría. En ese tiempo, sin embargo, y con la idea permanente del contrato de publicidad "amarrado", seguimos en el rediseño del diario y algunas publicaciones --para trabajadores del SME, el gobierno de Zacatecas y el PRD de Tabasco--, que no nos fueron pagados

El 19 de marzo, después de una reunión con Sallard en la que aceptó que no tenía dinero para que El Periódico volviera a publicarse, los 24 trabajadores que seguíamos en la empresa presentamos una demanda laboral que quedó radicada bajo el folio 7825/2010 en la junta número 5 de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.

Han pasado 11 meses y la demanda está detenida, mientras Sallard ha manifestado abiertamente que no tienen intención alguna de pagarnos. En algún momento buscamos la intervención de Laura Itzel Castillo – Vicepresidenta del Consejo de Administración – y otros socios, pero de nada sirvió. Ella nunca aceptó reunirse con los empleados y los demás accionistas se deslindaron totalmente de lo ocurrido. Cada uno de nosotros se dedicó a recuperar su vida como ha podido y con una enorme decepción por la estafa de la que fuimos objeto.

Pero ahora, con enorme sorpresa recibimos la invitación a un "Foro sobre la Libertad de Expresión" en la Cámara de Diputados, promovido por la hoy diputada Laura Itzel Castillo y en el que participará, como "destacado periodista" Ramón Alfonso Sallard.

La invitación de la diputada Castillo es para nosotros un agravio más.

Dice: "La libertad de expresión es un derecho consagrado por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo sexto. Sin embargo, este derecho se ha visto vulnerado en los últimos años. Miles de periodistas han tenido que enfrentar la censura del gobierno, de sus propias empresas y de los poderes fácticos. Otros más han padecido la represión abierta o encubierta. Hay quienes han sido procesados penal y civilmente. Lo peor es el secuestro, tortura, desaparición y asesinato de cientos más a lo largo del último decenio, sin que las autoridades sean capaces de llevar a juicio a los criminales. La impunidad ha sido absoluta, a tal punto que el periodismo es hoy una profesión de alto riesgo en México".

¿Qué autoridad tienen Laura Itzel Castillo y Ramón Alfonso Sallard para hablar del derecho a la libertad de expresión y las agresiones a periodistas? ¿Cómo pueden cuestionar a los gobiernos, a las empresas o a los poderes fácticos, si no son capaces de respetar los derechos mínimos de los trabajadores que involucraron en un proyecto editorial fallido?

Nuestra demanda laboral ni siquiera incluye salarios caídos, ni otras prestaciones que por derecho nos corresponden. Simplemente, hemos pedido que nos paguen lo que ya trabajamos. Pero ni eso han aceptado. Y nosotros no queremos seguir callados ante el cinismo y la doble moral. Tampoco aceptamos que "nos defiendan" quienes nos han agraviado de la peor forma: con el embuste.

No lo merecemos. Ningún periodista lo merece.


Atte.
Ex trabajadores de "El Periódico. Las Cosas Por su Nombre"