ROMA.- El sociólogo representante del Vaticano Massimo Introvigne aseguró hoy que los abusos sexuales a niños cometidos en los últimos setenta años son "una vergüenza para la Iglesia", pero alertó de que "a veces se exageran las estadísticas".
Durante la celebración de una audiencia sobre este asunto organizada por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Introvigne añadió que "en ocasiones, nos limitamos a tomar artificialmente las estadísticas" de los casos denunciados.
Tras elogiar cómo afrontaron los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI los escándalos en diversas diócesis de EEUU, Irlanda y Alemania, Introvigne afirmó que los abusos cometidos por sacerdotes católicos se debieron a "fallos de aplicación del derecho canónico".
En este sentido, manifestó que el Código Canónico (1917) y los documentos "Crimini Solicitacionis" (1922) y "De Delictis gravioribus" (2001) prueban la "seriedad" con la que la Iglesia Católica se ha tomado siempre este tipo de delitos.
El experto del Vaticano apuntó a que los casos de abusos sexuales a menores es algo "extendido fuera de las instituciones católicas", en concreto en "entrenadores deportivos y padres de otras confesiones", sobre todo en EEUU.
"No es un problema exclusivo de la Iglesia Católica, pero también lo es" dijo Introvigne, quien señaló que "los medios de comunicación se han centrado en la Iglesia Católica por la importancia que tiene en algunos países".
La representante especial de los casos producidos en Alemania, Christine Bergmann, señaló que "la falta de protección se da más en las instituciones católicas" y que en las protestantes "hay muchos menos casos porque hay menos vergüenza para contar las cosas".
Bergmann explicó que los denunciantes coinciden en que rompen su silencio para evitar que otros niños sufran lo mismo y por la necesidad de "un reconocimiento de la ilegalidad cometida".
La mayoría de las denuncias son contra instituciones católicas, dijo Bergmann, que añadió que la Iglesia Católica y el Gobierno alemán "han reaccionado" tras las primeras denuncias por los abusos cometidos en el Canisius Kolleg de Berlín, a partir de la década de los años setenta.
Marian Shanley, miembro de la Comisión de investigación irlandesa sobre el maltrato a niños, destacó que el Informe Murphy, sobre los abusos cometidos en la diócesis católica de Dublín, recoge testimonios de 320 niños e identifica a 46 sacerdotes implicados.
Shanley aseguró que hasta ahora "nadie se atrevía a denunciar a los sacerdotes, que estaban por encima de la ley y contaban con la complicidad policial". Pero "ahora se ha desmoronado el edificio de tabúes" de los abusos ocurridos entre 1940 y 1975, dijo.
Recordó que el estado irlandés ha indemnizado hasta ahora a 1.500 víctimas con una media de 62.000 euros, si bien las cantidades han oscilado entre 5.000 y 360.000 euros.
Según Shanley, "las víctimas se han reconciliado con su pasado, gracias a contar lo sucedido".
La secretaria general adjunta del Consejo de Europa, Maud de Boer-Buquicchio, expresó su preocupación por la "falta de datos fidedignos" y aseguró que, según la información recopilada, la mayoría de los abusos son contra niñas y en el entorno familiar y de amigos.
La Asamblea Parlamentaria debatirá en la sesión de octubre el informe "Los servicios para menores internados en instituciones: garantizar la protección total de las víctimas".
El próximo 1 de julio entrará en vigor el Convenio europeo para la protección de los niños contra la explotación y los abusos sexuales en Albania, Dinamarca, Grecia, Holanda y San Marino. El resto de 42 Estados, entre ellos España, aún no lo ha ratificado.
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