EFE | Trescientas personas víctimas de abuso en instituciones de la Iglesia católica cuando eran menores, recurrieron en Austria al centro independiente para los afectados por la violencia eclesiástica establecido en marzo pasado.
Al extraer conclusiones de las denuncias recibidas en ocho meses, ese centro criticó duramente la forma en que las autoridades eclesiásticas han manejado este delicado tema en el pasado e instó al Estado a abrir una investigación independiente.
De los casos registrados por el centro, 234 de las víctimas son varones y 91, mujeres, mientras que los agresores son 78% varones, en su mayoría sacerdotes (68%), y el resto, mujeres de órdenes religiosas.
Los lugares más frecuentes del acto de abuso fueron internados y asilos católicos y 59.7% de los casos denunciados tuvo lugar entre las décadas sesenta y setenta del siglo pasado. Muchos de los culpables han muerto ya, aunque algunos siguen hoy vivos y están aún al servicio de la Iglesia.
Al 40% de las víctimas se les exigió callar, muchas veces bajo amenaza de violencia, o se les amenazó con ir al infierno si contaban lo sucedido.
"En ningún otro campo sería imaginable que una institución bajo sospecha asuma la dirección de una comisión de investigación" sobre los delitos cometidos en ella misma, dijo el psicólogo y autor del informe, Philipp Schwärzler.
El experto dijo que, dada la cantidad de casos, no se puede hablar sólo de un par de "ovejas negras" en la Iglesia, que durante años lo único que hacía era trasladar a otro lugar al sacerdote culpable.
"Los abusadores tenían garantizados sus puestos de trabajo", dijo Schwärzler.
No hay comentarios:
Publicar un comentario