Los ataques contra periodistas mexicanos han obligado a los medios de comunicación a adoptar sus propias medidas, y una propuesta para elevar esos crímenes al rango de delito federal probablemente hará poco para reducir los riesgos, dice Leonarda Reyes, fundadora del Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET).
CEPET publicó recientemente su informe anual Periodismo bajo la violencia del narcotráfico y un reporte especial sobre Ciudad Juárez.
PERIODISMO EN LAS AMÉRICAS hizo tres pregunta a Reyes. Extractos de sus respuestas aparecen a continuación.
PERIODISMO EN LAS AMÉRICAS: ¿Qué se puede hacer para reducir los riesgos para los periodistas en México y qué papel deberían desempeñar los gobiernos, propietarios de medios y los propios periodistas?
LEONARDA REYES: Los reporteros y los medios de comunicación desconocen con certeza qué está provocando los ataques de la delincuencia organizada. En el CEPET creemos, y así lo dice el informe anual basado en evidencia y entrevistas, que existe un conflicto de perspectiva que explica este desconcierto ante los ataques. Mientras que los narcotraficantes creen que el espacio que se dedica a una noticia a su favor o en contra corresponde a la simpatía o el antagonismo del periodista y el medio de comunicación hacia determinado grupo, los medios consideran que sólo están tomando las decisiones como siempre, considerando la novedad, el impacto y la actualidad, entre otros criterios periodísticos.
Para reducir el riesgo algunos medios han adoptado la autocensura, cambiado sus políticas editoriales y se piensa que hasta ahora han funcionado algunos criterios. Por ejemplo verificar rigurosamente la información, no atribuir o señalar culpables de crímenes si no hay certeza, no profundizar ni publicar información que no sea oficial.
Desde luego, la autocensura no es la mejor manera pero ciertamente es una censura legítima dado que los medios no pueden ser ni son los responsables de confrontar a la delincuencia. Sin embargo, existen medidas y criterios editoriales que los medios tienen la responsbilidad moral de tomar para proteger a sus periodistas, medidas tan sencillas como cambiar de fuente al reportero, aunque el reportero pida quedarse en la fuente policiaca, es posible que él no tenga la perspectiva clara de la peligrosidad que significa y los ejecutivos y los propietarios de los medios son en este caso, a quienes corresponde la decisión.
Las policías de todos los niveles, las fuerzas públicas, el Estado en una palabra, es el responsable de garantizar la seguridad de la sociedad utilizando toda la estructura que para ello tiene. Desafortunadamente, el narcotráfico se está revelando más agresivo y más determinado a arrebatar espacios de poder al Estado con el fin de conservar y aumentar su negocio.
P: Una propuesta sobre la mesa es modificar el Código Penal para convertir en delito federal el ataque a un periodista. ¿Es esta acción suficiente?
R: La federalización de los delitos contra periodistas no me parece que reducirá los riesgos en forma alguna. Podría reducir la impunidad, pero incluso esto es cuestionable, porque raramente los delincuentes, autores materiales e intelectuales de ataques contra periodistas y medios de comunicación son resueltos y no hay motivos para pensar que en el ámbito federal esto cambiará. En todo caso, la presión nacional e internacional podría ser mayor, será una sola autoridad a la que se reclamarían resultados y no a una lista de estados, pero en general no veo motivos para ser optimistas respecto de la federalización.
P: La peligrosa situación de los periodistas mexicanos, ¿debería ser considerado un problema de México o internacional? ¿Qué tipo de apoyo de fuera de México puede ayudar?
R: El problema de México es el más reciente pero existen otros países latinoamericanos que han pasado ya por esto o lo están viendo surgir.
Actualmente existe una iniciativa de IFEX y un grupo de organizaciones de defensa de la libertad de expresión llamada Poderes Paralelos, que precisamente pone la atención en la delincuencia organizada como un agresor que desafía al Estado mismo. La idea es que varias organizaciones latinoamericanas unamos esfuerzos e intercambiemos experiencias que nos ayuden a emprender acciones que sean más efectivas para lidiar con este problema.
Sí hay formas de solidaridad internacional. La violencia que estamos viendo ahora inició en 2004, el año pasado las fundaciones que apoyan la defensa de la libertad de expresión en distintas partes del mundo adoptaron a México como prioridad. Esto significa recursos para la defensa de la libertad de expresión.
También es importante mencionar que fue Reporteros sin Frontras la organización que se ha dado cuenta de que es urgente la solidaridad internacional e hizo un llamado en ese sentido a fines del año pasado. Por ejemplo, los reporteros que viven en la frontera —algunos, no todos—, han buscado asilo en Estados Unidos sin conseguirlo y por el contrario, su situación se ha tornado complicada.
Cuando ocurre un ataque lo primero que un periodista y un medio necesitan es saber que no están solos, que existen afuera organizaciones, instituciones y colegas que se solidarizan, así sea moralmente.
Enseguida se presentan diferentes situaciones: por ejemplo, a algunos periodistas lo único que les ayuda a sentirse seguros sería salir del lugar. Quiero decir que no son todos, ni la mayoría, la gente prefiere quedarse, pero deben ofrecérsele opciones seguras para que continúe en su lugar de origen.
Por Dean Graber el 01/27/2009
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