Reseña de la conferencia del profesor Robert Picard, becario visitante del Instituto Reuters
Seminario del Instituto Reuters para el Estudio del periodismo, 6 de mayo de 2009
Traducción de Maby
Con un retador tema en un asunto provocativo, el doctor Robert Picard, profesor de Economía de los Medios en Hamrin, en la Escuela Internacional de Negocios Jonkoping, de Suecia, demostró cómo las tendencias en las comunicaciones contemporáneas plantean una serie de problemas para las noticias y los medios informativos, en el corazón de los cuales están la falta de capacidad y de profesionalismo de los periodistas.
Para entender las implicaciones de estas tendencias, Picard recurrió a los valores de la filosofía moral y económica. La filosofía moral presupunoe que las cosas y las actividades tienen un valor intrínseco o utilitario y que por ello, el periodismo no tiene valor en sí mismo sino en la manera en que pueda iluminar o ilustrar a otros. Por otro lado, la filosofía económica se preocupa por cómo se crea y se intercambia el valor ecónomico, y cómo el producto final debe ser más valioso que sus partes.
Por ello, el periodismo debe ayudar a los individuos a entender su lugar en el mundo, darles un sentido de pertenencia y permitirles expresar sus ideas. En el pasado, esos servicios produjeron un considerable valor económico que actualmente disminuye rápidamente porque ahora hay un rango mucho mayor de fuentes de información y de noticias. Consecuentemente, lo único que los peridistas pueden decir que aportan es el valor subterráneo o invisible de su trabajo, que no vale casi nada en términos ecónomicos.
Picard se preguntó entonces ¿cómo pueden producir valor económico los periodistas? Para empezar, dijo, se debe entender que los periodistas no producen conocimiento, como lo son algunos especialistas con conocimientos únicos, sino que son buscadores o proveedores de conocimiento. Específicamente, sus capacidades y sus funciones son recurrir a fuentes, determinar la importancia de la información y entregarla al público de forma efectiva.
Actualmente, los avances tecnológicos han puesto en duda estas funciones y capacidades, porque le permiten a los consumidores ignorar el rol tradicional de los periodistas y tener acceso a la información sin intermediarios. Los canales noticiosos, los servicios de 24 horas de noticias, los talkshows e internet son sólo algunos ejemplos de estas fuentes de información accesibles a todos. Programas que ayudan con la gramática, la ortografía y que hacen traducciones de otros idiomas aportan a los individuos herramientas para que procesen la información sin ayuda de nadie.
Entonces, con la pérdida de exclusividad del periodismo, ¿qué va a pasar con los periodistas?, se preguntó Picard. Como los periodistas normales tienen capacidades intercambiables, son fácilmente reemplazables. En cambio, especialistas como los caricaturistas y cierto tipo de columnistas serán más fáciles de vender. Sin embargo, debido a que los periodistas tradicionalmente han considerado que lo que hacen tiene valor en sí mismo, y porque siempre han buscado separar las funciones comerciales de las editoriales, se encuentran ahora en la difícil posición de tener que entender el valor de la creación en un tiempo en que sus trabajos se ven amenazados.
¿Qué se debe hacer entonces? Si el periodismo quiere sobrevivir, los periodistas deben encontrar la manera de crear nuevas formas de conseguir, procesar y distribuir la información. Picard enfatizó que no se trata sólo de adoptar las nuevas tecnologías, sino que los periodistas y gerentes de comercialización deben trabajar en equipo de alguna manera para encontrar una solución. Además, los periodistas necesitan desarrollar habilidades empresariales y creativas que les permitan encabezar el cambio y no solamente responder ante él. La conclusión de Picard fue sobría: si los periodistas no encuentran una forma de agregar valor a su trabajo, sus carreras se volverán cada vez más limitadas, mientras las organizaciones que los emplean agonizan y mueren.
Tu material me parece muy bueno, amiga.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.
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